No las podía ver, pero las sentía caminar desnudas por la última línea del horizonte, como flotando.
Un flujo de brisa jugaba en sus cabezas y acariciaba sus entrepiernas.
Caminaban juntas, de la mano,
escupiendo ironía a las flores que iluminaban su camino.
Y mirándose a los labios, iban transformando en resplandor sus latidos.
Sabiendo que estaban la una dentro de la otra,
Sonriendo.
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Un flujo de brisa jugaba en sus cabezas y acariciaba sus entrepiernas.
Caminaban juntas, de la mano,
escupiendo ironía a las flores que iluminaban su camino.
Y mirándose a los labios, iban transformando en resplandor sus latidos.
Sabiendo que estaban la una dentro de la otra,
Sonriendo.
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